Y eso lo decimos nosotros que vivimos en la sociedad de LAS ESPALDAS, y no lo digo por los dolores de espaldas que arrastramos quien más quien menos, que no son pocos, si no por lo mucho que nos pesa todo lo que nos echamos a la espalda, vivimos cual ficus iracundo echándonos todo lo que nos disgusta a la espalda, damos la espalda a nuestro mayores, tenemos “espaldas mojadas, y ahora ya vivimos de espaldas a nuestros jóvenes.
Nos echamos las manos a la cabeza por su falta total de interés y motivación por nada, les acusamos de absoluto desapego existencial, de ser parásitos molestos y engorrosos pero lo cierto es que han crecido en una sociedad del bienestar que convive con ellos dándoles la espalda, con un sinfín de recursos tecnológicos y hasta hace no mucho económicos, pero no disponen del más mínimo recurso social ni a nivel personal.
No tienen NI VOZ NI VOTO, en eso sí son NI NI, no participan del día a día del entorno que les rodea, no tiene opciones NI de futuro NI de mejora.
A mi me hicieron creer que si estudiaba una carrera tendría la vida asegurada, ahora ellos saben que nada te puede asegurar nada. Ni se les escucha ni considera, que a lo mejor tampoco tienen nada que decir, porque a estas alturas…, yo no se cuantas veces ha oído eso de “pero si no saben ni hablar”.
Si nos acordásemos todos un poco de aquellos no tan lejanos tiempos nuestros en los que ir a la última era cuestión de vida o muerte, hippie, pank, clásico…, el tupe, la cresta de colores, las tachuelas, los pantalones pitillo, las hombreras…, estoy segura más de uno se acaba de echar las manos a la cabeza recordándolo. Si nos acordásemos de aquellas paredes empapeladas con las fotos de nuestros ídolos… por dios, yo recuerdo en una ocasión que pasando en coche por la carretera de un pueblo del interior, hice bajar a mi acongojado padre cual furtivo ladrón a chorizar el cartel de una película que hacían en el cine municipal porque salía el retrato de mi ídolo. Santa paciencia la de los progenitores con los adolescentes, ahora y desde el principio de los tiempos…
Generación NI NI, ni escuchan ni se hacen oír, a los que yo conozco, los que me rodean, por no tener no disponen ni de una alternativa de ocio saludable que les permita disfrutar de su tiempo libre dentro del municipio, más de un padre desearía que su hijo puestos a parasitar lo hiciera cerquita y desarrollando alguna actividad que lo implicara en el día a día de su pueblo, pero esa alternativa, al menos para el groso de nuestros adolescentes brilla por su ausencia.
A no ser que cual mozos y mozas lustrosas destinen toda su energía e ímpetu al deporte, ahí si se le debe reconocer el merito a nuestro ayuntamiento. Lamentablemente no todos los adolescentes Montcadonditos disponen de una aptitud para el deporte…cosas del azar genético señores, siempre quedamos aquellos para los que el deporte nos fue genéticamente negado, manos de mantequilla, pies de barca etc…
1 comentario:
Cuánta razón tienes Montse, y ahora de todo ello, sacan provecho las televisiones con sus realities shows, enseñándonos como domesticar a esta generación y ofreciendo una pésima imagen de sus padres, que en la mayoría de los casos "ni" concían "ni" sabían de las aptudes hostiles y desmotivación de sus hijos, a cambio como no... de dinero.
Ciertamente no debemos olvidar que los padres y esta decadente sociedad, somos los culpables absolutos de no haber sabido combinar la carrera hacia el ansiado estado del bienestar, con la responsabilidad de educar,motivar, implicar e inculcar valores tan apreciados, ahora en desuso, como son el respeto por uno mismo y lo ajeno,la honestidad,integridad, responsabilidad, el valor del esfuerzo y la marcada relevancia de la familia. Y no hablemos de las administraciones, tanto propulsar,gastanto indecentes cantidades de dinero en publicidad, ante la necesidad de promover las buenas maneras y aptitudes cívicas, cuando el máximo responsable de este ayuntamiento no predica con el ejemplo, y carece de todas ellas y la más importante, la dignidad de saberse rechazado y querer mantenerse a cualquier precio. NI COMPASIÓN Ni LAMENTOS, tenemos lo que nos merecemos.
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