miércoles, 13 de mayo de 2009

EL FRACASO DE LA PRESA DE ASUAN: Una dura lección ecológica

Los grandes trastornos provocados en el sistema ecológico por la famosa obra de ingeniería soviética, aparece cada vez más numerosos: desaparición del limo, aparición de enfermedades y, sobre todo, la ruina de bastas superficies cultivadas.

Los primeros signos dramáticos toman la forma de una enfermedad misteriosa que ataca algunas cepas de vid y árboles frutales. Se sospecha de los parásitos o de un mal empleo de los abonos, pero no es tal la causa, inexorablemente, se expande la plaga: es amenazada casi la mitad de un vergel de unas 300.000 ha.
Creado por el hombre sobre un desierto de arena y piedra; canales de irrigación son abandonados: los potentes motores de las estaciones de bombeo se paran.
Sin embargo, el hombre creía haber dominado los caprichos del Nilo, río nutricio a cuyo régimen estaba sujeto Egipto desde la más remota antigüedad. La promesa hecha al fellah, el campesino egipcio cuyos métodos apenas habían cambiados desde el tiempo de los faraones, había provocado una importante migración a la zona irrigada, a una cincuentena de kilómetros de Alejandría. Hoy, numerosos campesinos abandonan sus tierras ¿Por qué? ¿Qué ha sucedido?
A mil km. al sur del Delta, el paisaje está labrado por una obra digna de faraones. Vistos de lejos, los bloques de roca de dos metros de diámetros que se amontonan en torno a la gran presa de Asuan, parecen guijarros, El volumende la obra es 17 veces más importante que la de la gran pirámidede Keops, una de las siete maravillas del mundo antigüo.

Presa arriba se extiende un lago de 500 km. de longitud, cuya parte Sur penetra en el Sudan. Su profundidad máxima es de 70 m. aproximadamente. Y tiene una superficie de 5.000 km²; los tortuosos ribazos tienen casi 3.000 km. de longitud. Dominando esta basta extensión de agua dulce, el templo de Abul Simbel con sus tres colosales estatuas de Ramses II, transportado pieza por pieza a 300 m. de su emplazamiento original, paraje inundado por las aguas, testimonia la poderosa tecnología moderna tanto como un esplendor desaparecido.
En la presa doce turbinas pueden producir 10.000 millones de kw de electricidad por año alcanzando la producción aproximadamente la mitad de su capacidad. El segundo río del mundo, de una longitud de 6.500 km, está dominado por el hombre. Ya no más inundaciones devastadoras ni episódicas sequías. La superficie cultivada se extiende más allá del valle del Nilo y de su fértil delta, que no representan más que un 28% de la superficie de Egipto. En algunas tierras, tres cosechas han reemplazado a la única que antes seguía a la crecida anual del río.
La presa de Asuan debía a portar para Egipto una prosperidad sin precedentes. Sin embargo, desde que las primeras turbinas de la gran presa comenzaron a producir electricidad hacia finales de 1967, no ha cesado de acumularse los (daños secundarios).
Unos 100 millones de toneladas de limo fértil acarreadas por el río en sus crecidas anuales, se depositan ahora en el fondo del lago Nasser. Este abono natural (que servía para la fabricación de ladrillos) debe ser reemplazado por costosos abonos químicos.
Cara al delta y en Mediterráneo oriente, la ausencia de limo ha interrumpido el ciclo alimentario marino. Las sardinas antes abundantes, verlas ahora, es difícil. Se ha calculado que la perdida anual es del orden de las 18.000 toneladas en la depresión del Nilo.
En los contornos del lago Nasser, y a lo largo de los canales de irrigación, ha proliferado un pequeño gasterópodo; caracol del genero Schisotoma que da nacimiento a pequeños gusanos de cola bífida que penetran en el organismo humano, una ves en la circulación sanguínea, el parásito va reproducirse sin cesar invadiendo los pulmones, el hígado y sobre todo el sistema venoso, produciendo una enfermedad mortal, que en Egipto alcanzaría el 70% de la población rural sobre todo en el valle del Nilo.
Una parte de las aguas del Nilo están totalmente perdidas para el país. La evaporación sobrepasaría los 10.000 millones de metros cúbicos. Además, los millones que se filtran en el suelo poroso, para perderse bajo el desierto de Nubia.
Al principio el desierto verdeaba cultivado por los nuevos campesinos que lo poblaban, el agua no faltaba; se irrigaba a voluntad. En el 1970 se manifestaron por primera vez las inesperadas consecuencias de esta irrigación: perecieron algunos cipreses y cepas de vid. Se pensó en una mala utilización de los abonos. Los análisis mostraron que el agua de irrigación proveniente del Nilo, que debía ser dulce ¡Era salada! En superficie la salinidad alcanzaba 4.000 partes por millón (ppm) y llegó a superar hasta 36.000 partes por millón (ppm). Explicación posible: en el subsuelo egipcio existen vastos yacimientos de sal, a la que la inyección de aguas de infiltración había hecho fundir y que habría salado así las capas subterráneas.
Se constató también que las capas de agua subterráneas remontaban a espantosa velocidad… sobrepasando a veces un centímetro por día (o sea, 4 m. por año).
En 1972 las capas subterráneas en la región de la provincia del Tahrir Norte, había pasado de una profundidad de 22 m. ¡a 3 m. de la superficie! En otras zonas rozaban ya el suelo empapado como una esponja.
Otras civilizaciones anteriores que roturaron sus tierras sin pensar en romper el equilibrio de la naturaleza. Fueron castigadas hasta su desaparición por falta de alimentos.
En nuestra época científica, la ciencia de agua (o hidrología) se habría tornado más precisa y tendrían en cuenta los diversos elementos que entran en juego cuando el hombre rompe un equilibrio natural.
La lección de Asuan es dura y cabe esperar que permita a Egipto evitar las trampas de otras empresas de envergadura faraónica: por ejemplo el relleno con agua del mar de la depresión de Qattara.
Resumiendo, todo el vergel cultivado por el hombre ha quedado reducido a la nada. La perdida anual de 40.000 ha. de tierra cultivada.
Varios historiadores piensan que la caída de las antiguas civilizaciones de Mesopotamia y del Asia Central fueron precipitadas, no por modificaciones climáticas en gran escala o por las guerras y las invasiones, sino por el desgaste del suelo, privado de sus elementos nutritivos por un cultivo intensivo, y por una salinización por subida de las aguas subterráneas muy mineralizadas, fenómeno semejante al que se ha producido en Egipto y otros países.
En la provincia de Punjah en la India, se han encontrado igualmente huellas de una civilización que data de 4.000 años, y que habían practicado una irrigación intensiva; hoy se hallan vestigios de ciudades antiguas como Harappa, rodeada de depósitos salinos de superficie típica de ese fenómeno de salinización.

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