La excesiva permanencia en el poder, al margen de distanciar cada vez más al gobernante del pueblo del que él también forma parte -no lo olvidemos-, también lleva consigo una cada vez mayor sensibilidad e irritabilidad a la hora de encajar las críticas de los votantes, tan apreciados y queridos cuando se está en campaña electoral, y tan "tocahuevos" e ignorados el resto del mandato.
Vivimos, algunos desde hace tiempo en la más absoluta comodidad, como seres inertes, cada vez más insensibles y aletargados, despotricando contra nuestra clase dirigente... desde el sofá, en los ágapes familiares o tomando unos vinos con los amigos, y hasta, algunos, queremos sentar cátedra, cuando en realidad, y precisamente sentados, el mensaje de disconformidad se queda en el vacío, en la nada, lo que a nuestros políticos les permite campar a sus anchas, sin apenas sentir la oposición del pueblo, el verdadero soberano.
La actual clase política se haya desacostumbrada a sentir en su nuca el aliento de la ciudadanía en plena calle, pues se encuentra instalada en el Olimpo, y claro, bajar a tratar con el pueblo llano. se hace un tanto raro, y más cuando éste está que muerde.
Sin duda es bueno para la democracia que el pueblo, o parte de él, salga a la calle pero no en actos teledirigidos, sino a reivindicar lo que es justo y le corresponde por derecho. No es el pueblo, precisamente, el que camina con el paso cambiado.
http://controlderesiduos.blogspot.com/2008/02/presentacin-sobre-cementeras-e.html
Manolo Gómez
Can Sant Joan
24-Abril-2010
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Manolo Gómez
Can Sant Joan
24-Abril-2010
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