miércoles, 14 de enero de 2009

El Kursaal acull l’exposició fotogràfica d’Olga Iranzo

Una fotografía no es más que una mirada, un momento que se rebela contra la fugacidad de su existencia y consigue escapar al olvido.
Unos ojos que observan el mundo. Una fotografía es también, no lo duden, técnica.

La pericia para preservar la mirada a lo largo del camino que, entre lentes y engranajes, ha de seguir hasta convertirse en imagen reproducible.

A Olga Iranzo le enseñaron la técnica en el Institut d'Estudis Fotogràfics, en el Aula de Especialización Fotográfica y, actualmente, en el postgrado de Fotoperiodismo de la Universitat Autònoma de Barcelona.

Aunque el valor de una fotografía no es sólo su capacidad para proteger el recuerdo del óxido del tiempo.

Lo que hay de emoción en una fotografía no está en lo que se desarrolla frente al objetivo de una cámara. Está detrás, en el lugar que ocupa el fotógrafo. Ahí es donde late el corazón que insufla vida a lo que sólo es representación de tiempo inmóvil. Y hay mucho corazón detrás de la cámara de mi amiga Olga. Y curiosidad. Y amor por la vida. Detrás de su cámara, una fotógrafa capaz de emocionar.

Y, no lo duden, no se pude decir nada mejor de alguien que ha elegido dedicarse a detener el tiempo

Álex Lasmarías

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